Autor: Cesar Araujo, Consultor de Granotec Ecuador S.A
Introducción
No podemos ignorar la crítica situación global actual que se da en segmentos prioritarios y
sumamente importantes para el desarrollo de la población, como el sector alimentario (producción
e industrias), que afecta la salud de las personas. Los conflictos armados, la pobreza, la
inestabilidad local y otros factores dificultan el acceso de la población, especialmente de los más
vulnerables, a lo más importante y sagrado: el Derecho a la Vida.
Artículo 3 – Declaración Universal de Derechos Humanos
“Todo ser humano tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad persona”
El siguiente es el reciente artículo de *Mario Lubetkin – Director General Adjunto de la FAO, que
nos presenta esta realidad.
“Si la guerra en Ucrania y otros conflictos continúan en diferentes partes del mundo, el desafío para
2022 será garantizar un mayor acceso a los alimentos existentes y, para 2023, una producción
suficiente de alimentos”.
Casi cuatro meses después de que comenzara la guerra, los datos siguen mostrando una tendencia
al aumento de los precios de los alimentos, especialmente en los países más pobres, a medida que
crece la preocupación por los posibles efectos de estos aumentos. La posible escasez de algunos
productos puede generar inestabilidad interna en muchos países, aumentando los flujos
migratorios internos y externos.
Rusia y Ucrania juntas representan el 30% de las exportaciones mundiales de trigo y maíz y el 63%
de las semillas de girasol. Según los expertos, ya hay una escasez de 3 millones de toneladas de
estos granos este año, a pesar del aumento de las exportaciones de otros países, como India.
El aumento de los precios de los productos energéticos y fertilizantes podría provocar un aumento
del hambre en varias decenas de millones de personas, aumentando severamente el número de
811 millones que pasaron hambre en 2020, y que ha seguido aumentando debido a los efectos del
Covid-19, en más de 100 millones en 2021, poniendo en peligro también la próxima cosecha a nivel
global.
Según un estudio reciente de la FAO y el Programa Mundial de Alimentos (PMA), ya para 2021 unos
193 millones de personas en 53 países sufrían inseguridad alimentaria aguda y necesitaban
asistencia muy urgente, casi 40 millones más que en 2020. Sigue siendo alta la alarma de
hambruna en Afganistán, Etiopia, Nigeria, Somalia, Sudan del Sur y Yemen.
Serán los países más débiles de África y Asia los que pagarán el precio más alto, aunque muchos
países europeos dependen al 100% de los fertilizantes rusos, el mayor exportador del mundo. Es el
caso de Estonia, Finlandia, Lituania y Serbia, mientras que países como Eslovenia, Macedonia del
Norte, Noruega y Polonia, entre otros, también dependen en gran medida de estos fertilizantes.
Además, más de 50 naciones en otras partes del mundo tienen al menos un 30% dependiente de
los fertilizantes rusos.
Entre los países que pueden verse más afectados por su dependencia del trigo y el maíz importados
de las naciones europeas en guerra se encuentran Egipto y Turquía, así como varios países africanos
como Congo, Eritrea, Madagascar, Namibia, Somalia y Tanzania.
Con respecto al aumento de los precios de los alimentos, hay países como el Líbano que ya han
superado el 300 por ciento; sin embargo, incluso los países más desarrollados están sintiendo el
impacto del conflicto como Alemania, que ha experimentado un aumento de precios del 12%, o el
Reino Unido, donde los precios han aumentado en más del 6%.
A finales de marzo, poco más de un mes después de que comenzara la guerra, los productos
alimenticios aumentaron un 12,6%, el mayor aumento desde 1990, según datos de la FAO.
La reducción de la producción puede conducir a una caída inmediata de la calidad de los alimentos,
provocando en consecuencia un aumento de la situación crítica de obesidad que ya supera los 600
millones de personas, mientras más de 2000 millones sufren de sobrepeso, lo que puede también
aumentar los riesgos de salud, desde aspectos cardiológicos a la diabetes.
"Necesitamos mantener abierto el sistema de comercio mundial y garantizar que las exportaciones
agroalimentarias no sean restringidas o sometidas a impuestos", dijo el Director General de la FAO,
Qu Dongyu.
Para Qu, las inversiones deben incrementarse en los países afectados por el precio actual de los
alimentos, reducir el desperdicio de alimentos, mejorar y lograr un uso más eficiente de los
recursos naturales (como el agua y los fertilizantes), promover las innovaciones sociales y
tecnológicas que reducen significativamente las rupturas del mercado en la agricultura, así como
mejorar la protección social y la asistencia personalizada a los agricultores más afectados por esta
crisis.
El economista jefe de la FAO, Máximo Torero, recordó la propuesta del organismo de expertos con
sede en Roma de crear un instrumento mundial llamado “Fondo de Financiación de las
Importaciones de Alimentos” a un costo de nueve millones de dólares para cubrir el 100 por ciento
de los costos de los alimentos para los países más afectados en 2022”.
*Mario Lubetkin, de nacionalidad uruguaya, es periodista con más de 40 años de experiencia en
comunicación y cooperación internacional en temas de desarrollo. Comenzó su carrera profesional
en la agencia de noticias Inter Press Service (IPS) en 1979, ocupando varios puestos de creciente
responsabilidad gerencial. Se desempeñó como Director General de IPS de 2002 a 2014. Durante su
carrera, el Sr. Lubetkin coordinó proyectos con los gobiernos de Finlandia, Italia, España, Uruguay y
Brasil, junto con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Programa de las
Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). En 2012, fue nombrado miembro del Grupo
Asesor de las Naciones Unidas para el Año Internacional de las Cooperativas (AIC).
Fuentes:
1. Agência Envolverde Jornalismo. Desafio para 2023: garantir produção de alimentos
suficiente. Junio 2022. https://envolverde.com.br/desafio-para-2023-garantir-producao-
de-alimentos-suficiente/
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